Un abrazo

Cuando no se sabe qué decir el silencio es pesado, pesa más que un grillete.
Pocas veces me he enfrentado a la situación de dar un pésame. En realidad no se cómo se dan o qué palabras hay que emplear.
Lo cierto es que ayer que falleció mi vecino, Don Jorge Trejo, y que asistí unos momentos a su velorio, sentí ese grillete.
Me aboque a abrazar muy fuerte a cada uno de sus hijos, hombres y mujeres ya maduros, y a su esposa Mercedes. Quería llenar ese silencio en un abrazo de fraternidad y compañerismo.
No importa que edad tengas, teniendo conciencia, claro, duele que alguien amado muera.
Pero de lo que estoy segura es que mientras una virtud de la persona que falleció se nos quede en nuestra vida, lo seguiremos manteniendo vivo.

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