María


El último pétalo de la rosa cayó.
A pesar de los trabajos rigurosos para una hermosa jovencita en tiempos de la post-Revolución, María gustaba de peinarse como sí hubiera ido al salón de belleza; de portar hermosos vestidos diseñados y elaborados por ella misma cuando salía a la calle.
Su sencillez, por ser una jovencita de escasos recursos, pasaba a segundo plano con su porte juvenil y de clase al momento de arreglarse.
María aprendió a coser a máquina, a sacar patrones y diseñar sus propios vestidos. Aprendió a tocar la guitarra. Aprendió a cocinar deliciosos platillos mexicanos, nadie le superaba el dulce de calabaza, el camote, la ensalada navideña, los romeritos, el budín, entre los más destacados.
Tocaba la guitarra con su hermano Alfonso, quién era amante del requinto.
Era coleccionista de abrigos y joyas, que le hicieran resaltar su belleza.
Enamorada de su güero, José Méndez; de la música y del cine. Dedicada a ser madre de Verónica.
Mary, de cariño y para los amigos, tenía infinidad de historias que contar de la tía Josefa Ortiz de Domínguez; de cuando el abuelito se fue a la Revolución, de la Abuelita María de Jesús, de sus hermanos y de mi mamá Elenita.
Le gustaba enumerar las películas que vio, amante de platicar de los actores de cine estadounidense, claro, del cine clásico como Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, Charlton Heston, Sophia Loren, entre muchos.
Era amante de la radio. Su lucidez le permitía entender todas las noticias. Estaba mejor informada que cualquier periodista o político. Por un momento se pensó que cuando José Gutiérrez Vivo desapareció del noticiario Monitor en La Red de Radio Red, ella diría: "Yo no escucho la radio desde que cayó Don Gutiérrez Vivó". Pero no fue así, ella siguió acompañándose de las palabras y de las opiniones de otros para forjarse su propia opinión.
Amante de los perros, los pájaros y de su Cuca, un perico que falleció hace unos cinco años, pero que ya era una reliquia.
A su avanzada edad seguía siendo vanidosa, le gustaba arreglarse antes de salir, sus aretes largos, un collar, perfume y un suéter coquetón.
Mary es mi tía, la tía cariñosa y entrañable que me cantaba: "Amor chiquito, acabado de nacer; eres mi encanto, eres todo mi querer. Ven a mis brazos, te amaré con ilusión, porque te quiero y te doy mi corazón". Majo, mi hija, no se acordará cuando sea grande, pero Mary se la cantó cuando tenía 8 meses.
Sé que Mary me quiere mucho, sé que cada prenda que me hizo con sus manos y con la máquina de coser que tanto quiso y que echó tanto de menos cuando ya sus manos y su vista no le permitieron coser más, me las hizo con mucho amor. Gracias infinitas.
María, una guerrera con una sorprendente lucidez a sus más de 90 años y coleccionista de recuerdos, falleció el 21 de septiembre de 2014 a las 10:05 am.
Le sobrevive una sobrina que la admira y la respeta infinitamente.

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