Los reflectores de los inversionistas sobre Fráncfort y Grecia

Clara Zepeda

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se muestra dispuesto a realizar una compra masiva de deuda, similar al Quantitative Easing (QE) de Estados Unidos, a pesar de la resistencia de Berlín, pues la inflación entró en terreno negativo en diciembre y agotada ya la política monetaria convencional y con escaso efecto de las medidas no convencionales puestas en práctica recientemente, la compra de deuda pública en el mercado secundario se evidencia como la única forma de imprimir potencia a la política monetaria.
Con el fin de despejar la amenaza del fantasma de la deflación, como lo es para Japón, e impedir que la zona euro caiga por tercera vez en una recesión, los agentes económicos en el mundo tienen elevadas expectativas de que el BCE implemente la compra de bonos soberanos.
Es por ello que este jueves 22 de enero en Fráncfort, se espera que el BCE anuncie una intervención sin precedentes, que incluiría la compra de bonos soberanos, los más líquidos, por arriba de unos 500 mil millones de euros.
Al tercer día de la reunión de política monetaria del BCE, los griegos acuden a las urnas; aunque analistas ya no suponen a Grecia como una amenaza sistémica para la Unión Monetaria, por si acaso, todas las alertas están encendidas en la autoridad monetaria.
En los precios de los mercados financieros ya se tiene descontada la implementación. Las expectativas son elevadas, pero la probabilidad de decepción también lo es, ya que hay muchas complicaciones operativas y políticas que tendrá que sortear el BCE para lograr su cometido.
De acuerdo con la explicación teórica, si se retira una parte de la deuda pública y se contabiliza en el balance del BCE, los inversionistas harán fluir el dinero hacia otros activos, favoreciendo la colocación de otros títulos en euros, por lo que nuevos emisores de renta fija, ante esa favorable coyuntura, optarán por financiarse en este mercado.
Sin duda, potenciaría las inversiones privadas, imprescindibles para el crecimiento económico. Las empresas demandarían menos fondos al sistema bancario, que debería dirigirse más al segmento de pymes, tan necesitado de financiamiento.
“Se espera que el BCE anuncie la compra de bonos soberanos, en principio los más líquidos, por un monto por arriba de los 500 mil millones de euros”, prevé Arturo Espinosa, director de Servicio de Análisis de Santander.
Hay una probabilidad muy reducida de que el BCE decepcione las expectativas de un programa de compra de bonos soberanos en cuyo caso la reacción del mercado seria negativa.

Aunque la tensión en los mercados en torno al riesgo político procedente del país heleno ha bajado de intensidad, se mantiene la incertidumbre sobre qué escenarios se abrirían en Grecia y otros países periféricos si Syriza, el partido de izquierda, logra formar un gobierno, que plantea renegociar el rescate del país con la troika (integrada por BCE, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea).

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