MAJOZ, mi "sensei" de la mágica sonrisa
A veces me imagino que Dios al
pensar en tu creación observaba la luna y sonreía; observaba las olas del mar y
sonreía; miraba las montañas vestidas de nieve y sonreía; veía las puestas de
sol y sonreía, de tal manera que te dejo ese precioso hábito: sonreír.
Sin duda eres una digna maestra del
arte de sonreír. Eres mi Sensei (先生).
Estoy maravillada de la naturaleza.
Hace dos años te tenía en mis brazos bajo la denominación, para el hospital,
como recién nacida. Hoy te tengo en mis brazos como María José.
Hablas hasta por los codos, virtud
que sin duda no heredaste de tus padres; cantas como un jilguero, arte que te
enseñamos desde mi vientre; eres el "torbellinito", así te dicen tus abuelitos, y
eres fan de tu cobija.
Pero sin duda lo que me tiene
maravillada es tu forma de sonreír. Todos los días voy a decirte buenos días a
tu recámara y me das la primera sonrisa del día que se prolonga cuando pasos
atrás llega tu papá.
Un día percibiste mi tristeza y con
la madurez de una niña de dos años acariciaste mi brazo y me dijiste:
"notepopupes, mamá".
Ignoro que cara de asombro me viste
porque tu rostro fue un gran signo de interrogación. Lo maravilloso fue que en
cuestión de segundos entendiste el porque de mi asombro y te me lanzaste a los
brazos con una hermosa sonrisa.
Eres brillante y hermosa, tú lo
sabes. Sabes que mamá te ha dicho que puedes lograr todo lo que te propongas,
pero sin pasar por encima de los demás. Algo que para nuestros tiempos y en
nuestro país es muy difícil, pero no imposible.
Quisiera que siempre fueras mi
pequeñita de dos años. La chiquita que me agarra a besos, me abraza y me pide
que no la suelte. Mi niña hermosa que está aprendiendo a decir frases cortas, baila, canta, anda en triciclo, hace montañas de arena, patea cualquier esfera, dibuja, habla por teléfono, hace tronquitos en el pasto, aprende de Jacob, destruye los bolígrafos de papá, le gusta subirse a los caballitos o cochecitos, ama los globos y sus libros.
Todos los días pienso en ti y en tu
sonrisa mágica. Gracias por enseñarme a no ser adulta.
CZH
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